¿Qué es esto?

Bienvenid@ a tabern.in, una taberna digital perdida en algún rincón tranquilo de la gran red, donde no hay camareros con corbata, pero sí servicios libres servidos con mimo y una pizca de magia.

Este no es un negocio, ni una red social, ni una empresa. Es un espacio autoalojado, sostenido por manos invisibles —personas, no corporaciones— y abierto al disfrute de quienes se acerquen con respeto y curiosidad.

¿Quién lleva la taberna?

Nadie en la taberna tiene muy claro quién —o quiénes— están realmente al cargo. Los rumores van y vienen como el humo entre las mesas.

Hay quien asegura que se trata de una poderosa maga que habita en los resquicios del tiempo, observando con ojos brillantes las historias que aquí se entretejen, encantada con cada relato y cada encuentro.

Otros susurran que es un ser antiguo y extraño, de formas imposibles y propósito insondable, que cuida este rincón como quien cuida un jardín secreto... o como quien observa una pecera llena de peces de colores.

Sea quien sea, lo cierto es que nadie ha visto nunca al encargado. Y, por ahora, la taberna sigue en pie: el fuego encendido, las mesas dispuestas, y la puerta entreabierta para quien desee entrar.

¿Que ofrecen en la barra?

Aquí el tabernero te anima a escoger entre lo siguiente:

¡¿Dónde está el encargado?!

Te plantas en medio de la taberna, golpeas la mesa con firmeza y levantas la voz, exigiendo respuestas. “¡Quiero hablar con el encargado!”, gritas. Las conversaciones se detienen por un instante. Algunas miradas curiosas se giran hacia ti, otras fingen no oírte.

Entre las sombras, aparece una mujer de mirada tranquila y sonrisa enigmática. Dice conocer al encargado... o a la encargada. “No se deja ver a menudo”, murmura, “pero si tienes algo importante que decirle, puedo hacérselo llegar”.

Te entrega una dirección: soporte@tabern.in.

“Escribe una carta”, dice. “Con respeto. Y con calma. Yo me encargaré del resto.”

Parece sospechoso, lo admites. Pero hay algo en su voz que te tranquiliza. Antes de irse, añade: “Si prefieres no esperar, siempre puedes llamar a su puerta y ver si está en casa...”

Y te señala discretamente un pasadizo oculto tras una estantería.

Al fondo hay una placa: Estado del servidor

"Allí puedes ver qué servicios siguen despiertos... y cuáles duermen por ahora."